El derechista Iván Duque y el exguerrillero Gustavo Petro definirán en un inédito balotaje en junio la presidencia de Colombia, tras una primera vuelta que desnudó a un país fragmentado por el pacto de paz con las FARC.
Apadrinado por el expresidente Álvaro Uribe, Duque se impuso este domingo con el 39,14% de los apoyos, aunque no alcanzó la mitad más uno que hubieran evitado un nuevo enfrentamiento en las urnas, según el escrutinio final.
Con el 25,08% de los sufragios, Petro, exalcalde de Bogotá, se quedó con el segundo puesto y el derecho a disputar para la izquierda una segunda vuelta en este país de 49 millones de habitantes y gobernado históricamente por la derecha.
La elección definitiva, de la que saldrá el sucesor de Juan Manuel Santos a partir del 7 de agosto, se llevará a cabo el 17 de junio. La abstención se situó el domingo en el 47%, en línea con el histórico del 50%.
En las primeras presidenciales sin conflicto con las FARC en medio siglo, Duque, de 41 años, se llevó el triunfo en parte por su promesa de modificar el pacto de paz con el que fuera el grupo rebelde más poderoso de América.
Una intención que ratificó tras recibir el respaldo de 7,5 millones de electores.
"Tenemos que ser amables y generosos con la base guerrillera que ha hecho tránsito a la desmovilización, al desarme y a la reinserción, pero tenemos que garantizar que los máximos responsables (...) cumplan sus penas", sostuvo en un acto en Bogotá.
El gran reto
Aunque nunca antes la izquierda había obtenido casi 4,9 millones de votos (el doble que en 2006), Petro encara un desafío mayúsculo para inclinar las mayorías a favor de su ambicioso plan de reformas que incluyen el tránsito hacia una economía no dependiente del petróleo y elevados impuestos a las tierras no productivas.
No solo tiene que remontar los 14 puntos de diferencia de esta elección, sino que muy seguramente enfrentará a una coalición de fuerzas conservadoras y liberales que temen un gobierno de ruptura y al que algunos vinculan con el desprestigiado chavismo ahora que Venezuela está en crisis.
Aun así, el exguerrillero de 58 años exuda optimismo. "Vamos avanzando con paso firme, constante, siempre adelante, pueden ustedes tener la certeza de que vamos a vencer, que se puede cambiar la historia de Colombia", afirmó ante sus seguidores.
Petro sacó de carrera al exgobernador de centro Sergio Fajardo (23,7%), al exvicepresidente derechista Germán Vargas Lleras (7,28%) y al exnegociador de paz Humberto De la Calle (2,6%).
"En segunda vuelta se va a evidenciar la polarización (...), pero no creo que haya alianzas formales con Petro", sostuvo Andrés Macías, analista de la universidad Externado de Colombia.
De ser presidente, el exguerrillero tendrá un Congreso de mayoría derechista. Fajardo y De la Calle rehusaron aliarse con él para enfrentar al candidato del Centro Democrático que fundó Uribe.
"Los electores de Fajardo están muy divididos y a muchos de ellos no les gusta Petro y no les gusta Duque", anticipó Sebastián Bitar, analista de la privada Universidad de los Andes.
Miedos en disputa
Este domingo Duque reiteró la agenda conservadora que impulsó a lo largo de la campaña: defensa de la familia y oposición a la legalización o despenalización de la droga.
De su lado, Petro (58) quiso salirle al paso a los "miedos" que han propagado sus adversarios.
"Temen las personas que no congenian con nosotros que si llegásemos al gobierno pudiésemos usar el gobierno en una forma autoritaria, quitándoles sus derechos y libertades (...), que construiríamos en este país algo parecido a lo que ya está sucediendo en Venezuela o Brasil", afirmó.
Pero fue enfático en tachar de "mentiras" estos señalamientos, y aclaró que jamás ha pensado en "estatizar la economía o expropiar para que el Estado se quede con los medios de producción y los bienes de las personas".
El fin del enfrentamiento con los rebeldes marxistas puso sobre el tapete preocupaciones como la corrupción, la desaceleración económica, el servicio de salud y el repunte del narco que castiga las fronteras con Venezuela y Ecuador.
En esta coyuntura, el coletazo migratorio de la crisis en Venezuela ha ganado espacio. En los últimos dos años han ingresado 762.000 venezolanos, de los cuales 518.000 pretenden instalarse en el país.
Sin embargo, el pacto con el ahora partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) aviva las divisiones.
Mientras Duque insiste en que los jefes rebeldes vayan a la cárcel así sea por un tiempo mínimo, Petro sostuvo que se jugará de lleno por lo pactado: "Nosotros le apostamos a fondo, sin ponernos a jugar con fuego, por una era de paz para Colombia".
Aunque los opositores del acuerdo vencieron por mínimo margen en un plebiscito en 2016, Santos sacó adelante el convenio que desarmó el año pasado a unos 7.000 combatientes, pero aún falta por implementar el sistema de justicia que garantiza verdad y reparación a millones de víctimas.
Ningún candidato compitió por tomar las banderas de Santos, que dejará el poder tras dos mandatos de cuatro años marcados por su baja popularidad.
En su intento por sellar una paz completa, Santos también dialoga con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) -última guerrilla activa que declaró una tregua unilateral por elecciones-, mientras combate a disidentes de las FARC y bandas narcotraficantes.